Es media noche y sigo despierta en mi habitación, en este pequeño espacio que se ha convertido en mi refugio del exterior. Parece que con la llegada de la primavera las nubes se han disipado permitiéndome disfrutar de este hermoso cielo estrellado.
Desde la ventana de mi cuarto se filtra la luz de la luna. Una luna llena que alumbra más que el par de velas encendidas junto a mi cama. El haz termina justo en un pequeño y viejo escritorio de madera, donde descansan un par de hojas de papel y algunos trozos de carbón.
Continuar ...
Tomo un pedazo de carbón y comienzo a dibujar. Comienzo a plasmar todas las imágenes que vienen a mi mente: los árboles, la luna, las estrellas, mi casa. Levanto la vista y recorro la pared observando mis ilustraciones anteriores y que he pegado en las paredes; recuerdos de momentos tristes, momentos alegres, mi padre, Sición. Pero en ese momento una en particular me llama la atención, es una imágen que dibuje hace algunos años; una silueta de una mujer alta y delgada con un par de alas largas que sobresalen de su espalda, cubriendo su torso y parte de sus piernas.
Camino hacia la ventana y veo que un par de sombras viniendo en dirección del bosque se acercan rápidamente a mi casa. Momentos después escucho un fuerte golpe en la puerta e instintivamente apago las velas encendidas en mi habitación. Escucho que mi padre baja las escaleras mientras los golpes sobre la puerta se intensifican.
- ¡Abran en el nombre del rey!
Asustada, pero con la curiosidad invadiéndome, decido esconderme cerca de las escaleras en un pequeño armario desde el que podía observar todo lo que sucedía sin ser vista por los visitantes. Mi padre, se acercó a la puerta y fue recibido por un par de soldados enfundados en una ligera armadura con un emblema en el pecho representando la imágen de una serpiente a punto de morder a su víctima.
-¿Es usted Cagmi Lange? -escuché que decían los soldados.
-Soy yo -respondió mi padre.
-Se le acusa de alta traición al reino de Tokharistan y será llevado a la capital para ser juzgado -respondieron los soldados mientras se notaba en su semblante una sonrisa maliciosa.
-Vaya, parece que al fin lograron encontrarme -dijo mi padre, quien parecía esperar esta visita desde hace tiempo.
En ese momento pude ver que mi padre volteaba al armario donde me escondía, como si supiera que yo estaba ahí, como si buscara valor en mí para lo que haría a continuación. Nuestras miradas se cruzaron, y en sus ojos pude adivinar que intentaría hacer algo muy peligroso. Intenté salir del armario pero parecía estar sellado por una fuerza invisible. Por más que golpeaba y empujaba la puerta, ésta no se movía. Traté frenéticamente de buscar otra salida pero todo era inútil. Descubro entre los tablones que conforman la pared un pequeño agujero por el que se filtra la luz de la luna, me acerco y desde ese lugar puedo ver todo lo que sucede en el exterior.
Un terrible escalofrío recorre mi cuerpo, un mal presagio invade mis pensamientos. Sin posibilidad de escapar y observando como escortan a mi padre fuera de la casa sin que el oponga resistencia, sólo me resta mirar por esa rendija del armario y esperar lo mejor.
Saludos y pásenla bien
Categoría: Fallen_angel
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1 comentarios:
La historia continúa y lo mejor está por venir. Espero sus comentarios.
Saludos
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